La Luna es 400 veces menor que el Sol. Y está 400 veces más cerca de la Tierra que de éste. A esta coincidencia numérica debemos los eclipses totales del astro rey. Fenómeno perceptible sólo desde nuestro planeta. Y posible al ubicarse Tierra, Luna y Sol en una perfecta alineación definida por Isaac Asimov como «una de las más improbables coincidencias imaginables».
La Luna, además, emula al Sol. Cuando éste ocupa su posición más baja y débil —solsticio de invierno—, ella está en su posición más alta y brillante. Y, mediado el verano, ocurre lo contrario. Mientras que, en los equinoccios, ambos cuerpos celestes desaparecen en el mismo punto del horizonte. Ningún otro planeta del sistema solar tiene un satélite semejante. ¿Obedece este complejo y exclusivo engranaje celeste únicamente al azar? ¿O existe alguna razón para estas coincidencias? Acostumbrados a asombrarnos con los prodigios del universo podríamos aceptar que la danza lunar es producto de los caprichos del cosmos. Pero ocurre que la ciencia no ha podido explicar aún el origen de nuestro satélite. Algo que, unido a nuestra presencia, dispara las hipótesis sobre la posibilidad de que no todo sea tan casual por este lado de la galaxia. Entre las teorías que tratan de explicar algunas de las «rarezas lunares» ha causado sensación la propuesta por los investigadores Christopher Knight y Alan Butler en La ciencia antigua y el misterio de la Luna (Ed. Zenith). El argumento de la obra basado, entre otras cosas, en los sistemas de medición prehistóricos, concluye que la Luna no es un objeto natural. Al contrario, bien podría ser una especie de «mensaje en una botella» que una civilización, mucho más evolucionada que la nuestra, depositó hace cuatro mil millones de años en nuestro «jardín» para sembrar vida en la Tierra, ayudarnos a evolucionar y seguir sus pasos.
La luna es hueca en su centro , los astronautas del apolo estrellaron deliberadamente un modulo durante el despegue ,cuando estudiaron las ondas producidas por el impacto del modulo contra la luna , estas se prolongaron por varias horas produciendo un efecto de campana.
También hay científicos que indican que la gravedad de la luna es demasiado baja para lo que debería ser proporcionalmente a su masa teórica.
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