Abundantia, la hermosa diosa del éxito, la prosperidad, la abundancia y la buena fortuna, también está considerada una protectora de los ahorros, las inversiones y la riqueza. Muchos siglos atrás su imagen adornaba las monedas romanas.
Cuentan que en la mitología romana , Abundia traía dinero y cereales a las personas mientras éstas dormían, dejando caer sus regalos al agitar la cornucopia que siempre llevaba consigo.
En la mitología escandinava se la llamaba Fulla, la primera y favorita asistenta de Frigg (diosa escandinava de la atmósfera y las nubes). Ella cargaba con los objetos de valor de Frigg y también actuaba como su intermediaria, realizando favores para los mortales que invocaban a la diosa en busca de ayuda.
Se cree, que trabajó para la Iglesia Católica de Florencia y el papado fue uno de los primeros que pinto un retrato de este Ángel. De ese retrato es de donde procede la estampa que ha llegado a nuestros días.
No se debe ser supersticioso, ni cabalístico, pero que los Ángeles existen, ya lo afirmaban Santo Tomas de Aquino y su mentor San Agustín al que apodaban “El angélico).
Una colaboración de www.jordiweb.com.ar muy especial para estos momentos en que la crisis mundial, parece agobiar al mundo. Pero recuerden con Fe. También en las crisis se puede prosperar, con esfuerzo y sobretodo pensando como un verdadero buscador de oportunidades.
Cuentan que en la mitología romana , Abundia traía dinero y cereales a las personas mientras éstas dormían, dejando caer sus regalos al agitar la cornucopia que siempre llevaba consigo.
En la mitología escandinava se la llamaba Fulla, la primera y favorita asistenta de Frigg (diosa escandinava de la atmósfera y las nubes). Ella cargaba con los objetos de valor de Frigg y también actuaba como su intermediaria, realizando favores para los mortales que invocaban a la diosa en busca de ayuda.
Se cree, que trabajó para la Iglesia Católica de Florencia y el papado fue uno de los primeros que pinto un retrato de este Ángel. De ese retrato es de donde procede la estampa que ha llegado a nuestros días.
No se debe ser supersticioso, ni cabalístico, pero que los Ángeles existen, ya lo afirmaban Santo Tomas de Aquino y su mentor San Agustín al que apodaban “El angélico).
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