PARA PENSAR Y MEDITAR

Cuentos, Relatos, Noticias, todo lo relativo al interés general tendiente a hacer reflexionar a la gente y enseñarles a pensar como seres individuales, enseñarles a encontrarse con sigo mismo y sobretodo aprender a seguir las señales de la vida. La vida es un pensamiento. Tu eres lo que piensas. Dirigido y supervisado por el Dr. Jordi M Becerro.

miércoles, 23 de abril de 2008

COMO lo ADELANTARA Jordiweb

El mercado financiero local profundizó ayer sus señales de desconfianza en el contexto de un enrarecido clima que sirve de caldo de cultivo a toda clase de versiones que, gracias a su insistencia, parecen haber logrado convencer a muchos ahorristas e inversores de acrecentar su pase a monedas extranjeras. La reacción quedó a la vista por el nuevo salto alcista que en la plaza local mostró el dólar (ver aparte) y la generalizada ola de ventas de instrumentos de inversión argentinos que hizo a los bonos de la deuda pública nacional explorar nuevos valores mínimos (casi comparables a los de una crisis) y golpeó incluso a las acciones de empresas domésticas que, hasta aquí, se mantenían al margen de los reacomodamientos. Las órdenes de venta volvieron a inundar en las mesas de todos los operadores con un mensaje claro: escapar al riesgo argentino. Y fueron la causa que hizo a la Bolsa porteña negociar un volumen de $ 310 millones en papeles de empresas locales, el mayor genuino en lo que va del año (sólo superado cuando Arcelor acreditó el dinero correspondiente a la compra de acciones de Acindar), en el marco de una ampliación de las operaciones sólo dinamizada por los pedidos de quienes querían desprenderse de sus acciones, aunque los números de la empresa en cuestión o los propios de la macroeconomía local aún no justifiquen tal demostración de temor. Tal vez, en esa paradoja se encuentre la mayor curiosidad de la jornada. Lo cierto es que hubo bonos de la deuda que se hundieron hasta un 7,41% (fue lo que perdió el Discount en dólares emitido bajo ley argentina) y que una porción de las operaciones se pactaron al contado, cuando lo usual es que la liquidación se realice a las 72 horas hábiles. "Es que hubo una versión que hablaba de cambios en la política cambiaria que se instrumentarían pasado mañana, lo que llevó a algunos inversores a agilizar la venta, aunque asumiendo una pérdida mayor, lo que revela que lo único que querían era huir", relató un experimentado operador. También las acciones sufrieron un severo castigo: aunque el Merval retrocedió el 2,48%, su réplica que considera sólo a las empresas argentinas se hundió el 2,95% y algunas de sus empresas más características y negociadas (como Telecom, Molinos y el Grupo Galicia) se desvalorizaron entre el 5 y el 6 por ciento. Pero, el dato más preocupante fue la generalizada demanda de dólares. "Ya no sólo compran las empresas, por coberturas. Hoy [por ayer] registramos la mayor venta de dólares en sucursales desde los días de la crisis de 2002", confesaron en un banco privado líder que posee una amplia red de oficinas de atención al público. "Hay una suerte de cobertura final ante un escenario de incertidumbre. La gente procesa las noticias y actúa en consecuencia. Si esta tendencia se profundiza, el Banco Central debería marcar un techo, salvo que el Gobierno desee que haya miniapreciaciones, lo que sería un error en un escenario como el actual", opinó el economista Ricardo Delgado, de la consultora Ecolatina. La ola de ventas elevó la tasa de riesgo argentino hasta los 583 puntos colocándolo en niveles sólo comparables a los que exhibía en 2005, cuando el país concretó una gigantesca reestructuración de su deuda en default y J.P. Morgan cambió la base de ponderación sobre el Embi+, el índice que elabora en comparación con los títulos emitidos por el Tesoro de Estados Unidos. Para la analista de Arpenta Cecilia Lázzari, la baja de los bonos se activó por el "malestar local", pero se profundizó en los últimos días por una serie de factores entre los que cita la decisión de la justicia de los Estados Unidos de "embargar los bonos globales", lo que "funcionaría como impedimento al posible canje de los préstamos garantizados en que venía pensando el Gobierno para descomprimir su calendario de obligaciones en los próximos años". Pero lo cierto fue que al derrumbe de los bonos se sumó ayer el de las acciones, lo que a juicio de otros especialistas demuestra que a las causas del remezón financiero hay que buscarlas en casa. "Esta es una corrida distinta a las que nos acostumbramos a ver en los últimos tiempos. Hasta aquí, salvo contadas excepciones como el reacomodamiento producido entre los títulos en pesos indexados luego que el Gobierno optó por subestimar la inflación, cada baja se había correspondido con correcciones externas. Pero el recorte de hoy [por ayer] es puramente local", explicó el analista Alejandro Bianchi, del portal Invertir-online. El cóctel de desconfianza que detonó ayer venía sumando ingredientes en las últimas semanas. La aceleración de la inflación -que el Gobierno se niega a reconocer (ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, sugirió en declaraciones al canal de cable C5N que los medios inflan las expectativas)- y la aguda confrontación con el sector agropecuario, sin salida a la vista, dieron el marco propicio para que surja toda clase de versiones, que van desde la posibilidad de recambios en el gabinete de ministros hasta las apuestas sobre un posible desdoblamiento de la plaza cambiaria para facilitar la aparición de un dólar comercial más elevado y más acorde con las preferencias de los industriales. "La salida generalizada de las acciones se dio en el marco de una preferencia marcada por la liquidez", afirmó Hernán Labrone, analista de Fénix Compañía Financiera. "La bajas responden al clima político y la percepción de una salida compleja en el conflicto con el campo que obliga a replantear el panorama de negocios", explicó otro operador. "No hubo malas noticias puntuales. Son más las preocupaciones que el mercado tiene con la Argentina, y los muchos problemas que el Gobierno ha debido enfrentar", dijo Carola Sandy, economista de mercados emergentes en Credit Suisse, en Nueva York, al evaluar la situación local. Lo concreto fue que los bonos se hundieron aún más, para explorar nuevos mínimos históricos y cotizar en niveles de papeles próximos a quedar impagos, pese a que la situación fiscal del Estado Nacional sigue siendo relativamente holgada. Por ejemplo, el Descuento en pesos bajó 1,94% para negociarse a $ 101. Por su parte en pesos perdió otro 4,23% para quedar cotizando al 23% de su paridad técnica, y el mismo título en dólares cayó y 2,58 por ciento. Tampoco resistieron el remezón los cupones atados al crecimiento de la economía local, pese a que tienen garantizado a fin de año otro suculento pago a quienes los conserven por la expansión del 8,7 por ciento que, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, registró a lo largo de 2007. Ayer se depreció un 0,53% el cupón emitido en pesos, mientras que el colocado en dólares bajó un 2,76%, para alcanzar su mínimo valor en lo que va del año en ambos casos. Por Javier Blanco De la Redacción de LA NACION Con la colaboración de Rafael Mathus Ruiz .-
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