Se profundiza la “ARGENTINIZACION Kirchnerista”
Así estamos, corrompidos hasta la medula. Opino y he adelantado en mis artículos esta publicación del Diario La Nación. Dr. Jorge O. M. Becerro.
No es posible encontrar en un diccionario una definición de “argentinizar”. Pero a ningún observador de la política vernácula se le escapa la acepción que le dan quienes acuñan el término: permitir que capitales argentinos, sean públicos o privados, ingresen como accionistas de empresas de servicio público.
Los argentinizadores andan por ahí. Ganan cada vez más espacio en la escena de los servicios públicos. Hay funcionarios argentinizadores y, por supuesto, empresarios agrupados en este nuevo término de la política local.
Ahora bien, ¿qué lleva a muchos empresarios a hacerse cargo de una empresa cuyas principales variables dependen de la voluntad del Gobierno? ¿Por qué ingresar en un negocio a pérdida como son la mayoría de los casos de las argentinizaciones más cercanas?
Tres especialistas consultados por La Nación coincidieron con el diagnóstico. El primero es que los activos baratos que aún quedan en los mercados regulados son atractivos para grupos locales que pueden esperar que la mano del Estado mejore la ecuación de costos e ingresos. Y la otra es que muchos de estos grupos se codean con funcionarios clave del Gobierno y tienen cierta experiencia para torcer la balanza regulatoria en su favor.
La ecuación se simplifica así: a mayor argentinización, sea pública o privada, será necesaria mayor inversión pública. Y a menor previsión de normas, menos inversión privada. Pero a no confundirse: la argentinización no es estatización.
El Estado ha vuelto en varios envases: como miembro de una sociedad anónima, como facilitador de grupos cercanos para que ingresen a compañías o directamente, como explotador de un determinado servicio.
Después de cinco años de gestión kirchnerista, el mapa de los servicios públicos o, si se quiere, de los mercados fuertemente regulados, cambió de cabo a rabo. Los ferrocarriles, la electricidad –se trate de generación, transporte o distribución–; los combustibles, los aviones, los aeropuertos; el agua, el correo, todos han visto de cerca el arrollador paso del kirchnerismo que siempre arremete de la misma manera: ahogar regulatoriamente a la empresa y obligarla a negociar. Así de simple.
¿De qué se habla en estos días en los despachos de empresarios y funcionarios argentinizadores? Para estos días se espera que el Gobierno y el grupo Marsans, dueño de Aerolíneas Argentinas, empiecen a dar forma al ingreso de un grupo local que comanda el dueño de Buquebús, Juan Carlos López MENA, y el dueño del Banco Macro, Jorge Brito. “Esta semana va a ser la foto y el anuncio. Después empezarán las conversaciones para avanzar en los números finos”, dijo una fuente que interviene en la negociación.
La usina de rumores, muchos de ellos con epicentro en despachos del Ministerio de Planificación Federal, da cuenta de una ofensiva oficial contra la distribuidora eléctrica Edelap (que tiene la concesión de la distribución La Plata y el Gran La Plata) y comentan sobre cambios en el sector vial.
Nadie descarta más estatizaciones entre los ferrocarriles, ahora que el Estado cuenta con la administración del sistema ferroviario con la creación de dos sociedades: una para gestionar la infraestructura y otra para la prestación de servicios.
Para el especialista en servicios públicos del IAE de la Universidad Austral, Ariel Casarín, los empresarios hacen dos apuestas al ingresar como accionista a una empresa regulada. "Hay dos cosas que pesan en la decisión: por un lado, comprar activos valiosos a un precio atractivo y por otro, la percepción de que por tratarse de un grupo local que conoce el entorno puede ser más fácil modificar el contexto para que la empresa valga más."
Pero no todo sucedió como muchos empresarios argentinizadores concibieron el negocio. "A medida que fue pasando el tiempo, las expectativas no se cumplieron. Cada vez más nos alejamos de los parámetros de valor real porque el precio de las tarifas de servicios públicos no se ajusta", prosiguió.
Otro consultor del sector, que pidió no ser nombrado ("Prefiero no aparecer, a ver si todavía...", se excusó) aportaba otro elemento: la paciencia.
"Tenga en cuenta -dijo el consultor a LA NACION- que son inversiones atractivas ya que hay empresas que se compran por «chirolas». Están muy baratas porque el país les resulta muy adverso. Pero si tienen la paciencia suficiente, la cosa se va a arreglar. Si se hace una evaluación a 30 años seguro que la cuenta final es positiva."
Casarín también confía en la paciencia de quienes se mantengan en estos activos. "Alguna vez las tarifas van a subir porque de otra manera no va a haber servicios", dice.
La argentinización de empresas tuvo su punto más alto con la compra que hizo el grupo Petersen del 14,9% del paquete accionario de YPF.
"Nadie podrá decir que la nacionalización de la petrolera tenga que ver con un interés estratégico del Estado de recuperar la renta petrolera. Si esa hubiese sido la intención, estaríamos frente a una compra por parte del Estado, algo más parecido a una estatización. En esta operación, claramente, se favoreció a un grupo amigo. Eso es todo", sentenció un ejecutivo de una empresa de servicios público que, según confesó, nunca se imaginó que finalmente el grupo Eskenazi terminara al mando de la mayor petrolera argentina.
El socio ideal
¿Qué logra una empresa extranjera al asociarse con un grupo local? ¿Cuál es la razón que los lleva a desprenderse de porciones importantes de su patrimonio, a cambio, muchas veces, de muy poco dinero?
Muchas de las respuestas a estos interrogantes se encuentran en una sola oración del comunicado con el que la española Repsol anunció el acuerdo con Eskenazi: "El Grupo Petersen es el socio más idóneo para Repsol YPF por su experiencia en mercados regulados, por su estructura industrial y financiera y por su conocimiento de la realidad del país, a lo largo de sus más de 85 años de existencia". Así definió Repsol YPF a su nuevo socio, que usó y usufructuó el calzador kirchnerista para meterse en la petrolera.
Para Mario Brodershon, ex secretario de Hacienda y economista de Econométrica, los empresarios terminan por aceptar un socio local para poder mejorar su posición. "Lo que buscan es que un socio local flexibilice la relación con el Gobierno y libere las restricciones. En el caso de YPF, eso va a ser posible con la renovación de las áreas. En el imaginario se instala la sensación de que el socio local hace que la empresa sea más rentable", explica. Alguna vez, en el blog de Econométrica, Brodershon se preguntaba: "¿Qué gana Repsol dejando entrar un socio argentino?". La española le contestó un tiempo después: compra capacidad para moverse en un mercado regulado.
El proyecto argentinizador, que materializan como pocos el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, se ha dado en varios sectores. El eléctrico, por ejemplo, es uno de los más activos. En la generación se consolidaron dos grupos locales: Pampa Holding, de la mano de Marcelo Mindlin, y Sadesa, que tiene como socios a Carlos Miguens, Eduardo Escasany, Guillermo Reca, la familia Caputo, Juan Casas y José Malbrán. La transportadora eléctrica Transener también quedó en manos de Mindlin, con un 50%, y Enarsa y Electro ingeniería, con la otra mitad.
Justamente el nombre de Electro ingeniería -empresa que también disfruta de las palmadas en la espalda de la Casa Rosada que acompaña a algunos grupos económicos- se oye como candidato a ingresar a Edelap. Por ahora, como ha sucedido con la mayoría de las argentinizaciones, ahora se transita la etapa de las desmentidas. Después vendrán las negociaciones, los anuncios y las fotos.
El proceso tiene una debilidad: la inversión. "¿Usted está tomando apuntes?", preguntó Brodershon a este cronista. "Sí", le contestó. "Ponga esto: «El Gobierno ha tomado esta estrategia como un modus operandi que me parece lamentable. Hemos estatizado la inversión y compartimos la rentabilidad con el sector privado». Y ponga esto también: que lo del tren bala es una locura", expresó.
Para Casarín, en este esquema, la inversión estará en manos del Estado. "Sí, claro -contestó-. La inversión deberá ser pública porque con la tarifa no alcanza". Y puso un ejemplo: los fideicomisos que financian la expansión de los gasoductos que paga el usuario con un cargo que se le suma a la factura y que, finalmente, se canalizan por un fideicomiso. "Es un gasto muy ineficiente", aclaró.
De acuerdo con un estudio de la Fundación Siena las prioridades presupuestarias cambiaron en los últimos tiempos. "A partir del proceso de recuperación económica en 2004, se produce una mayor concentración del gasto por parte del gobierno nacional en servicios económicos, principalmente en subsidios para solucionar la crisis energética, y en obra pública", dice el trabajo que está firmado por Gisell Cogliandro. Por ejemplo, y siempre de acuerdo con el trabajo, "hubo un incremento del 184% de los recursos destinados a la construcción y mantenimiento del sistema vial".
Otro consultor, que también pidió reserva, compartió su visión: "Imagine que el Gobierno se torna ortodoxo, respeta las normas y recompone la regulación. Bueno; en ese caso, la inversión tardaría unos años en llegar. Esa situación es lejana. El Estado tiene que invertir en servicios públicos porque no hay otro financiamiento posible".
Por Diego Cabot
De la Redacción de La Nación
Yo agregaría, se pusieron a pensar como han hecho todos estos personajes para obtener el dinero que ahora usan para ser socios del estado?
Muchos de los Bingos otorgados a los amigos del poder, y otros trabajando y viviendo a costa del estado que siempre ha pagado y sigue pagando terribles sobreprecios por los productos que estos verdaderos ladrones de guante blanco le venden. La Argentina no cambia ni cambiara jamás!
Ahora estos señores son socios del estado. Estado que extorsiona y aprieta para destruir y comprar a vil precios con socios delincuentes que luego, y con paciencia se enriquecerán, mientras que siga el circo. Esta historia comenzó con Azurix, ahora continuara con Edelap, mas toda la verdad que ha denunciado Diego Cabot.