El Solar Impulse es un proyecto ubicado principalmente en Suiza para desarrollar un avión alimentado únicamente mediante energía solar fotovoltaica, tanto de día como de noche. El prototipo puede volar durante el día propulsado por las células solares que cubren sus alas, a la vez que carga las baterías que le permiten mantenerse en el aire durante la noche, lo que le da una autonomía casi ilimitada.
“Hay que pensar lo impensable. Con este proyecto quiero demostrar que se puede lograr lo imposible, sólo cambiando la manera de pensar”, dijo en abril del año pasado en Buenos Aires Bertrand Piccard, acerca de su intento de dar la vuelta al mundo en el Solar Impulse 2, el avión solar de su creación que hoy inició la travesía alrededor de la Tierra.
Piccard es suizo, tiene 56 años y lleva el espíritu aventurero en los genes: es nieto de Auguste Piccard, quien realizó el primer vuelo por la estratósfera en una cápsula presurizada “colgada” de un globo. Y es hijo de Jacques, quien logró el récord de inmersión en el mar –casi 11.000 metros de profundidad– a bordo de un pequeño vehículo submarino.
El objetivo es probar su segundo avión solar, con cabina más amplia y una autonomía para volar hasta una semana sin escalas, para "empezar a dar la vuelta al mundo entre marzo y julio" de 2015, precisó Piccard, de 56 años.
"El avión es lento, por lo que calculamos que la vuelta al mundo nos demandará unos 25 meses, con escalas cada cinco o siete días en los distintos continentes", señaló. "Si la vuelta al mundo sale bien, la idea es ir luego a otros países, el primero de ellos Brasil, durante los Juegos Olímpicos de Rio do Janeiro 2016", anticipó.
El Solar Impulse 2 se alimenta de energía producida exclusivamente por sus células solares, que abastecen baterías de polímero de litio, mide 72 metros, casi como un Airbus A380, pero pesa 150 veces menos.
Nacido en el seno de una familia de exploradores y científicos, Piccard fue el primer aeronauta, junto al británico Brian Jones, en dar la vuelta al mundo sin escalas en un globo aeroestático en 1999, cuando batió el récord de permanencia en vuelo con 19 días, 21 horas y 47 minutos en el aire.