ELECCIONES EN EEUU.
Explicación del régimen electoral.
Estados Unidos, posee uno de los sistemas electorales más complejos, que por lo duradero que ha sido demuestra su eficacia, pese a quien le pese. Vamos a explicarlo de la siguiente forma, detallando las muchísimas verdades que pudieran enumerarse acerca de las elecciones presidenciales de esa nación.
Al contrario de la mayoría de los países donde el ciudadano es inscrito en listas electorales a través de un proceso asumido por el Estado, el ciudadano norteamericano debe empadronarse por sus propios medios, realizando trámites que varían según su lugar de residencia, a veces por intermedio de activistas de algún partido. Esto lo hace puro transparente y libre.
Lo que en otros países sería considerado como una flagrante violación de la confidencialidad del voto, el ciudadano puede declarar su preferencia electoral entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata libremente. Más de cuatro millones de norteamericanos no pueden votar por estar presos, bajo libertad vigilada o, simplemente, por tener un antecedente penal de un delito mayor. Algunos estados prohíben votar de por vida a los ex penitenciarios. Esto es justo, porque el delincuente no puede tener este sagrado derecho y además esto limita el crimen.
En cada elección, miles de votantes, aunque formalmente inscritos, son luego excluidos de las listas electorales, si no contesta a una solicitud hecha por correo a su dirección. Confirmando su decisión plena de hacer uso de su libertad. Lo anterior sirve para confirmar que el que va a votar no solo existe sino que es una persona de bien.
Un ejemplo: en la Florida, más del 30% de los hombres negros no pueden votar por tener antecedentes penales. Sin embargo, el Washington Post calculó en más de seis millones, en todo el país, la cantidad de personas contabilizadas más de una vez. Repetimos, solo los honestos probados pueden usar sus derechos. Todo esto igualmente no garantiza, la perfección y siempre después de cada elección el que pierde encuentra una excusa para quejarse de algún mal proceso.
Los sistemas de votación dependen de cada estado y, dentro de éste, de cada condado. Porque es un país verdaderamente federal. El controvertido uso de puestos de votación electrónicos es siempre criticado por fallos técnicos y demás desviaciones de resultados son constantemente (e inútilmente) objetos de denuncias, en cada escrutinio, pero siempre la justicia decide. Y en EEUU la Justicia esta por encima de todo.
Pese a haberse inscripto las estadísticas dicen que casi un 35% de los ciudadanos habilitados para votar no votan, y de una elección a la otra, la tendencia a la abstención es galopante. El ciudadano norteamericano no vota por su candidato preferido sino a favor de un partido que designará Grandes Electores cuyo Colegio Electoral luego elegirá al presidente. Esto puede ser cuestionado, pero disminuye igualmente el fraude y el clientelismo que es notorio en países como Brasil, Argentina, y muchos latinoamericanos. No nos olvidemos que nada es perfecto. Cada estado tiene un número de votos electorales según su población más los senadores con que cuenta, más el número de representantes a la Cámara Baja. En virtud de esta regla, California tiene 55 Grandes Electores, siete Estados solo tienen tres. El régimen constitucional concede igual número de senadores a cada Estado, por despoblado que sea, con el resultado de que los estados pequeños tienen una representación desproporcionada en el Colegio Electoral. Esto es criticable pero justo. Porque la realidad es así. Y esas son reglas básicas de la democracia. Los Senadores representan a los Estados, (chicos o grandes) y los diputados a los condados, es decir al pueblo en general.
Podemos criticar el hecho del que el ganador de un estado, el partido que más votos recoge en un Estado adquiere todos los Grandes Electores de este Estado. Esta regla garantiza a uno de los dos grandes partidos la victoria absoluta en cada estado y hace virtualmente imposible el acceso a un tercer partido al poder. Esto es bueno porque se evita el nacimiento del caudillaje. Las contribuciones electorales son la base de la sobre vivencia política de los congresistas y de los partidos. Proceden en su gran mayoría de las grandes corporaciones que garantizan así la disponibilidad absoluta de los políticos hacia sus intereses. Las contribuciones de empresas a través de llamados Comités de Acción Política o manejados por miles de lobbyistas, alcanzan sumas multimillonarias. Aunque algunas leyes pretenden limitar el valor de las donaciones individuales, es conocido que grandes contribuciones se realizan de todas formas a través del uso de distintas identidades de supuestos donantes. Pero eso es inevitable, por lo menos se declara y es reconocido y visto por todos.
Para ser reconocido nacionalmente para las presidenciales, un tercer partido tendría que reunir 73 000 firmas en Oklahoma; 165 000 en California; más de 100 000 en Carolina del Norte y en Florida, según las exigencias diferentes de cada Estado. El total para el país entero sería de más de un millón. Eso no es nada. Así que si alguien con capacidad y poder quisiera podría participar, obvio que le sería difícil ganar en la primera elección, pero con tiempo y esfuerzo podría existir un tercer partido. Auque la mejor manera de garantizar la democracia es el bipartidismo bien esclarecido.
Los medios de comunicación, que viven de la publicidad comercial de los grandes consorcios y que se benefician de las campañas millonarias de los grandes partidos, ignoran sistemáticamente a los candidatos de los terceros partidos. Eso es cierto. Todo el que apuesta apuesta a ganador.
Como vieron amigos el sistema es complejo, pero la ley se cumple y respeta y el que gana se queda con el triunfo y el que pierde ejerce oposición constructiva y control que hasta el presente les ha servido para ser la primera potencia del mundo. Los tiempos dirán. El mundo Oriental es comunista en gran parte y sin embargo con órden y perseverancia también están llegando a ser potencia. Cada cual elija. Pero lo que no se debe permitir es que pueda existir como en los países latino americanos, la Dictadura de los políticos. La fragmentación de los Partidos Politicos, los pases de unos a otros, la compra de voluntades et.etc.
Explicación del régimen electoral.
Estados Unidos, posee uno de los sistemas electorales más complejos, que por lo duradero que ha sido demuestra su eficacia, pese a quien le pese. Vamos a explicarlo de la siguiente forma, detallando las muchísimas verdades que pudieran enumerarse acerca de las elecciones presidenciales de esa nación.
Al contrario de la mayoría de los países donde el ciudadano es inscrito en listas electorales a través de un proceso asumido por el Estado, el ciudadano norteamericano debe empadronarse por sus propios medios, realizando trámites que varían según su lugar de residencia, a veces por intermedio de activistas de algún partido. Esto lo hace puro transparente y libre.
Lo que en otros países sería considerado como una flagrante violación de la confidencialidad del voto, el ciudadano puede declarar su preferencia electoral entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata libremente. Más de cuatro millones de norteamericanos no pueden votar por estar presos, bajo libertad vigilada o, simplemente, por tener un antecedente penal de un delito mayor. Algunos estados prohíben votar de por vida a los ex penitenciarios. Esto es justo, porque el delincuente no puede tener este sagrado derecho y además esto limita el crimen.
En cada elección, miles de votantes, aunque formalmente inscritos, son luego excluidos de las listas electorales, si no contesta a una solicitud hecha por correo a su dirección. Confirmando su decisión plena de hacer uso de su libertad. Lo anterior sirve para confirmar que el que va a votar no solo existe sino que es una persona de bien.
Un ejemplo: en la Florida, más del 30% de los hombres negros no pueden votar por tener antecedentes penales. Sin embargo, el Washington Post calculó en más de seis millones, en todo el país, la cantidad de personas contabilizadas más de una vez. Repetimos, solo los honestos probados pueden usar sus derechos. Todo esto igualmente no garantiza, la perfección y siempre después de cada elección el que pierde encuentra una excusa para quejarse de algún mal proceso.
Los sistemas de votación dependen de cada estado y, dentro de éste, de cada condado. Porque es un país verdaderamente federal. El controvertido uso de puestos de votación electrónicos es siempre criticado por fallos técnicos y demás desviaciones de resultados son constantemente (e inútilmente) objetos de denuncias, en cada escrutinio, pero siempre la justicia decide. Y en EEUU la Justicia esta por encima de todo.
Pese a haberse inscripto las estadísticas dicen que casi un 35% de los ciudadanos habilitados para votar no votan, y de una elección a la otra, la tendencia a la abstención es galopante. El ciudadano norteamericano no vota por su candidato preferido sino a favor de un partido que designará Grandes Electores cuyo Colegio Electoral luego elegirá al presidente. Esto puede ser cuestionado, pero disminuye igualmente el fraude y el clientelismo que es notorio en países como Brasil, Argentina, y muchos latinoamericanos. No nos olvidemos que nada es perfecto. Cada estado tiene un número de votos electorales según su población más los senadores con que cuenta, más el número de representantes a la Cámara Baja. En virtud de esta regla, California tiene 55 Grandes Electores, siete Estados solo tienen tres. El régimen constitucional concede igual número de senadores a cada Estado, por despoblado que sea, con el resultado de que los estados pequeños tienen una representación desproporcionada en el Colegio Electoral. Esto es criticable pero justo. Porque la realidad es así. Y esas son reglas básicas de la democracia. Los Senadores representan a los Estados, (chicos o grandes) y los diputados a los condados, es decir al pueblo en general.
Podemos criticar el hecho del que el ganador de un estado, el partido que más votos recoge en un Estado adquiere todos los Grandes Electores de este Estado. Esta regla garantiza a uno de los dos grandes partidos la victoria absoluta en cada estado y hace virtualmente imposible el acceso a un tercer partido al poder. Esto es bueno porque se evita el nacimiento del caudillaje. Las contribuciones electorales son la base de la sobre vivencia política de los congresistas y de los partidos. Proceden en su gran mayoría de las grandes corporaciones que garantizan así la disponibilidad absoluta de los políticos hacia sus intereses. Las contribuciones de empresas a través de llamados Comités de Acción Política o manejados por miles de lobbyistas, alcanzan sumas multimillonarias. Aunque algunas leyes pretenden limitar el valor de las donaciones individuales, es conocido que grandes contribuciones se realizan de todas formas a través del uso de distintas identidades de supuestos donantes. Pero eso es inevitable, por lo menos se declara y es reconocido y visto por todos.
Para ser reconocido nacionalmente para las presidenciales, un tercer partido tendría que reunir 73 000 firmas en Oklahoma; 165 000 en California; más de 100 000 en Carolina del Norte y en Florida, según las exigencias diferentes de cada Estado. El total para el país entero sería de más de un millón. Eso no es nada. Así que si alguien con capacidad y poder quisiera podría participar, obvio que le sería difícil ganar en la primera elección, pero con tiempo y esfuerzo podría existir un tercer partido. Auque la mejor manera de garantizar la democracia es el bipartidismo bien esclarecido.
Los medios de comunicación, que viven de la publicidad comercial de los grandes consorcios y que se benefician de las campañas millonarias de los grandes partidos, ignoran sistemáticamente a los candidatos de los terceros partidos. Eso es cierto. Todo el que apuesta apuesta a ganador.
Como vieron amigos el sistema es complejo, pero la ley se cumple y respeta y el que gana se queda con el triunfo y el que pierde ejerce oposición constructiva y control que hasta el presente les ha servido para ser la primera potencia del mundo. Los tiempos dirán. El mundo Oriental es comunista en gran parte y sin embargo con órden y perseverancia también están llegando a ser potencia. Cada cual elija. Pero lo que no se debe permitir es que pueda existir como en los países latino americanos, la Dictadura de los políticos. La fragmentación de los Partidos Politicos, los pases de unos a otros, la compra de voluntades et.etc.
Dr. Jorge O Martinez Becerro.
Para NYTimes.
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