Como en cualquier orden de la vida, hay problemas leves, moderados o graves. El sexo no es solo cuerpo es fundamentalmente cerebro y, en todo trastorno sexual que pueda presentarse habrá que abordar las posibles causas biológicas, las mentales y las del contexto social y cultural. Todas ellas, juntas o separadas, configuran la relación emocional y sexual con uno mismo, con la pareja o con nuestro grupo de pertenencia.
Por esto, ante todo, tenemos que dejar en claro que en una terapia sexual, se necesita de una rigurosa evaluación clínica y psicológica. La ansiedad o estrés son causas muy comunes.
Los pioneros de la terapia sexual comenzaron a estudiar actos sexuales en vivo para conocer más de cerca las costumbres del coito y sus posibles abordajes cuando algo deja de ser placentero para convertirse disfuncional.
Investigadores, inmediatamente posteriores, plantearon que hay una serie de estrategias cognitivas que permiten superar cualquier dificultad. En la terapia sexual, después de identificadas las causas del conflicto, lo que se propone es que quien consulta pueda tomar adecuado conocimiento de aquello que hoy le inhibe la posibilidad del goce. Sentimientos, deseos, emociones, pensamientos, mandatos, costumbres se enfrentan a la hora de detectar y combatir aquello que nos perturba y nos trajo hasta aquí.
las mujeres manifiestan preocupación por la falta de deseo y por no alcanzar el orgasmo, los hombres suelen presentar trastornos de erección y eyaculación precoz. Pero hay más. Otros conflictos que aparecen en la terapia en forma recurrente son:
- La preocupación por la orientación o identidad sexual, sobretodo en los jóvenes
- Problemas de comunicación con la pareja por diversos motivos, entre los que se destaca la timidez de alguna de las partes.
- Trastornos con el peso, la imagen y la aceptación del cuerpo
- Comportamientos compulsivos o de adicción al sexo
- Experiencias sexuales traumáticas del pasado, que configuraron las relaciones posteriores
El objetivo de la terapia es solucionar estas preocupaciones y recuperar o, en muchos casos, permitirse comenzar con una vida sexual plena y saludable.