SOMOS TODOS DROGADICTOS
Es evidente, y cada vez estoy más convencido que los argentinos nos hemos convertido en drogadictos. Me puse esta mañana a escribir esta nota porque todavía siguen llegando a mi página http://www.jordiweb.com.ar comentarios sobre la opinión que lancé hace una semana en este blog de Clarín, cuando se aprobó la legalización del consumo de la marihuana. Pero la mayoría, que escribe, no se asombra, no cuestiona, ni opina con conciencia a favor, o en contra. Por qué me pregunté? y fue allí mismo donde me dí cuenta que esto sucede porque somos todos adictos.
En una corta llamada a mi amigo Profesor y Dr. en Medicina le dije que me explicara en pocas palabras porque la gente llega a las drogas. Su respuesta fue la siguiente corta, breve y muy concisa: “Cuando la gente advierte que no es digna de ser escuchada reprime sus sentimientos. Ese grito callado se acumula y tiene la necesidad de olvidarlo, o de expresarlo. Es el ejemplo clásico de dónde surgen las adicciones. Surgen de una necesidad de expresar los sentimientos que se tienen guardados. El alcohol hace olvidar las cadenas mentales y se puede hablar libremente, bajo el disfraz del borracho. La cocaína y la marihuana, ayudan a olvidar de forma efímera ese sentimiento guardado. Lo amordazan por un instante. Ese es el comienzo. Por eso los pibes de las villas consumen “paco” entendiste?”
Después, mientras meditaba sobre lo que me había dicho el Dr. recordé que un amigo Psiquiatra una vez, durante una cena me había dicho; te contaré algo “ después de de dar mi conferencia a los enfermos mentales, que en mi opinión muchos de ellos estaban más cuerdos que yo, se acercaron y me dijeron que lo que yo decía era cierto. Que en el momento en que otras personas les dijeron que se callaran y no les permitían expresarse, fue el comienzo que los llevó a la locura”.
En ese momento recordé una conferencia en la USAL cuando estudiaba filosofías y nos explicaban de alguna manera el milagro de vivir en sociedades avanzadas. Era una cosa muy simple. La síntesis era saber escuchar a todos. Hay que escuchar y dejar que se expresen, todos en la sociedad, sin criticarla ni interrumpirla. Aliviará el sentimiento interior de sus individuos y permitirá que la sociedad se sienta contenida. Una sociedad escuchada, libre, democrática, es una sociedad que se desarrolla sana y crece. Obviamente con severos castigos a los que no cumplen la leyes, que esa misma sociedad se impuso a si misma.
Hace muchos años que los Argentinos no somos escuchados, que los gobernantes le dan la espalda al pueblo, que no cumplen lo que prometen, que se corrompen en el poder para su beneficio y eso fue logrando que la gente perdiera paulatinamente las esperanzas y que en la actualidad viva aterrorizada por la inseguridad, la falta de justicia y de educación y por más que se expresen, no son escuchados. Por eso es que yo digo que vivimos en una sociedad enferma, violenta y adictiva.
El pobre borracho de la esquina, pasó a ser el “porrero” del boliche y luego el consumidor clandestino de cocaína. Existen boliches donde el alcohol, hace estragos en los jóvenes semana tras semana y chicas hacen en lugares bailables sexo oral por un porro. Yo cuando escribí el artículo no lo hice con la intención de estar a favor o en contra. La vida privada de los hombres es sagrada. Mi intención era saber si todavía quedaba alguna neurona sana en esta argentina enferma, donde cada día nos escuchan menos. Parece que estamos compartiendo todos, sin darnos cuenta el mismo manicomio, y es momento que le digamos a quienes nos gobiernan las palabras que los “presuntos locos” le dijeron a mi amigo. No queremos callarnos más, queremos que nos dejen expresar y escuchen nuestras quejas. Las del campo, la de la industria, la del comercio, la de la gente que viaja como animales para ir al trabajo y volver cansado soportando manifestaciones de gente enferma a las que ya nadie escucha. Amigos, lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado. Ya estamos metidos en la droga que representa el diario vivir argentino. Salir de esta adicción será muy difícil si no tomamos conciencia. Les pido piensen esta vez lo que he escrito y si tienen algo que decir díganlo. Lo peor que pueden hacer es quedarse callados. Dr. Jordi O.M. Becerro, para BLOG Clarín “UNA Página con todo” y para http://www.jordiweb.com.ar
Es evidente, y cada vez estoy más convencido que los argentinos nos hemos convertido en drogadictos. Me puse esta mañana a escribir esta nota porque todavía siguen llegando a mi página http://www.jordiweb.com.ar comentarios sobre la opinión que lancé hace una semana en este blog de Clarín, cuando se aprobó la legalización del consumo de la marihuana. Pero la mayoría, que escribe, no se asombra, no cuestiona, ni opina con conciencia a favor, o en contra. Por qué me pregunté? y fue allí mismo donde me dí cuenta que esto sucede porque somos todos adictos.
En una corta llamada a mi amigo Profesor y Dr. en Medicina le dije que me explicara en pocas palabras porque la gente llega a las drogas. Su respuesta fue la siguiente corta, breve y muy concisa: “Cuando la gente advierte que no es digna de ser escuchada reprime sus sentimientos. Ese grito callado se acumula y tiene la necesidad de olvidarlo, o de expresarlo. Es el ejemplo clásico de dónde surgen las adicciones. Surgen de una necesidad de expresar los sentimientos que se tienen guardados. El alcohol hace olvidar las cadenas mentales y se puede hablar libremente, bajo el disfraz del borracho. La cocaína y la marihuana, ayudan a olvidar de forma efímera ese sentimiento guardado. Lo amordazan por un instante. Ese es el comienzo. Por eso los pibes de las villas consumen “paco” entendiste?”
Después, mientras meditaba sobre lo que me había dicho el Dr. recordé que un amigo Psiquiatra una vez, durante una cena me había dicho; te contaré algo “ después de de dar mi conferencia a los enfermos mentales, que en mi opinión muchos de ellos estaban más cuerdos que yo, se acercaron y me dijeron que lo que yo decía era cierto. Que en el momento en que otras personas les dijeron que se callaran y no les permitían expresarse, fue el comienzo que los llevó a la locura”.
En ese momento recordé una conferencia en la USAL cuando estudiaba filosofías y nos explicaban de alguna manera el milagro de vivir en sociedades avanzadas. Era una cosa muy simple. La síntesis era saber escuchar a todos. Hay que escuchar y dejar que se expresen, todos en la sociedad, sin criticarla ni interrumpirla. Aliviará el sentimiento interior de sus individuos y permitirá que la sociedad se sienta contenida. Una sociedad escuchada, libre, democrática, es una sociedad que se desarrolla sana y crece. Obviamente con severos castigos a los que no cumplen la leyes, que esa misma sociedad se impuso a si misma.
Hace muchos años que los Argentinos no somos escuchados, que los gobernantes le dan la espalda al pueblo, que no cumplen lo que prometen, que se corrompen en el poder para su beneficio y eso fue logrando que la gente perdiera paulatinamente las esperanzas y que en la actualidad viva aterrorizada por la inseguridad, la falta de justicia y de educación y por más que se expresen, no son escuchados. Por eso es que yo digo que vivimos en una sociedad enferma, violenta y adictiva.
El pobre borracho de la esquina, pasó a ser el “porrero” del boliche y luego el consumidor clandestino de cocaína. Existen boliches donde el alcohol, hace estragos en los jóvenes semana tras semana y chicas hacen en lugares bailables sexo oral por un porro. Yo cuando escribí el artículo no lo hice con la intención de estar a favor o en contra. La vida privada de los hombres es sagrada. Mi intención era saber si todavía quedaba alguna neurona sana en esta argentina enferma, donde cada día nos escuchan menos. Parece que estamos compartiendo todos, sin darnos cuenta el mismo manicomio, y es momento que le digamos a quienes nos gobiernan las palabras que los “presuntos locos” le dijeron a mi amigo. No queremos callarnos más, queremos que nos dejen expresar y escuchen nuestras quejas. Las del campo, la de la industria, la del comercio, la de la gente que viaja como animales para ir al trabajo y volver cansado soportando manifestaciones de gente enferma a las que ya nadie escucha. Amigos, lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado. Ya estamos metidos en la droga que representa el diario vivir argentino. Salir de esta adicción será muy difícil si no tomamos conciencia. Les pido piensen esta vez lo que he escrito y si tienen algo que decir díganlo. Lo peor que pueden hacer es quedarse callados. Dr. Jordi O.M. Becerro, para BLOG Clarín “UNA Página con todo” y para http://www.jordiweb.com.ar