A DIOS BERNARDO.
Hoy despedimos al popular “Bernardo”, porque con solo pronunciar su nombre de pila en la Argentina todos sabemos que nos estamos refiriendo a B. Neustadt un apasionado de la política y la situación internacional, famoso hincha de Racing Club, destacado por unos y criticado por otros, como todo genio, pero indudable hacedor y constante creador. Este hombre que nació en Rumania un 9 de enero de 1925 se fue para siempre en su residencia de Martínez, Buenos Aires, Argentina, país al que llego de joven y desde su arribo dedico su vida al periodismo. Como todo grande fue amado por muchos y odiado por otros, porque su verdadera virtud y la que deseo destacar en este humilde homenaje es que siempre dijo lo que pensaba. Nunca se vendió al poder de turno y lucho siempre por los principales derechos humanos, la libertad y la distribución de la riqueza de forma genuina es decir a través del desarrollo y de la generación de la riqueza y no de las dádivas que convierten al que las recibe en esclavo del que las da. En mi juventud, me costaba comprenderlo, pero cuando tuve la oportunidad de ser entrevistado por el cuando tuve que “dar la cara” ante un problema que afectaba a YPF, en su programa Tiempo Nuevo, junto a M. Grondona, me di cuenta que era un hombre justo y honesto. El tiempo y la sabiduría adquirida sabiendo escuchar a tantos personajes diferentes que en su vida entrevistó lo convirtieron en uno de los más grandes periodistas auténticos y honestos de la Argentina. Yo, que amaba a mi padre y al Dr. Frondizi, su amigo, llore cuando en su última entrevista frente a las agresiones permanentes recibidas de su entrevistador el Sr. Gerardo Rozin en CN5 dijo amar él también a Frondizi y sentir que pronto estaría en el cielo junto a él, como presagiando su inminente partida. Seguramente hoy, tal vez estén los tres juntos intentando comprender como los Argentinos, cuando en estos tiempos deberíamos estar gozando de lo que no pudimos tener en el pasado, estemos sumergidos en una situación incomprensible que solo se justifica en el odio y en el revanchismo de quienes nos gobiernan con la soberbia de creerse reyes. Hoy se dicen peronistas y se olvidan que el propio Perón los hizo retirar de la plaza de Mayo tratándolos de imberbes Montoneros y verdaderos mercenarios de intereses que nada tenían que ver con las esperanzas del pueblo argentino. Quiero, como pensador, despedir a “Bernardo”, diciéndole gracias por dedicar tu vida a enseñar a pensar a los Argentinos, personajes difíciles, a quienes se les ha enseñado a odiar y se han olvidado de amar. Es más se han olvidado de todo y han perdido su identidad regresando al pasado pero no para volver a ser la séptima potencia del mundo sino para retroceder hasta convertirnos hoy día en un verdadero país en decadencia total y al borde de una verdadera ruptura social.
